El Papa Francisco, ataviado con un sombrero de plumas como un gran cacique al son de tambores y cantos tradicionales, cumplió el principal propósito de su visita a Canadá: disculparse por los males que la Iglesia estaba infligiendo a los indígenas del país en los internados, donde los niños de estos Pueblos fueron encarcelados y abusados en los llamados “procesos de asimilación” culturales.
El Papa, que llegó este domingo a Canadá, se trasladó este lunes a la ciudad de Maskwacis, donde estaba ubicado uno de los mayores internados, Ermineskin, gestionado por la Iglesia católica y donde los niños, separados de sus familias, se ven obligados a seguir sus costumbres y cultura olvidadas y muchos de ellos murieron por las pésimas condiciones en que vivían.